viernes, 24 de julio de 2015

Berlín. Visita al campo de concentración de Sachsenhausen

Todos hemos leído libros, visto películas sobre el nazismo. Todos nos hacemos una idea de lo que pudieron ser esos años en el infierno del que Hitler era el rey. Después de tanto testimonio gráfico y escrito, documentación, fotografías, después de los testimonios de personas que, milagrosamente, sobrevivieron a ese infierno, no podemos ni debemos olvidar las atrocidades que se cometieron con seres humanos por culpa de un dirigente enfermo y sus secuaces.
Decidimos visitar Sachsenhausen con una excursión en español que organiza cultourberlin. Nuestra guía fue Vanesa, encantadora, que nos dio todo tipo de explicaciones con muchísimo respeto y evitando los datos escabrosos, cosa que agradecimos pues, como dije al principio, nos podemos imaginar, aunque sea a pequeña escala, lo que tuvieron que pasar miles de personas en esos campos de concentración.
Sachsenhausen está en Oranienburg, un pequeño pueblo a 35 km de Berlín. Fue el primer campo de concentración construido tras el nombramiento de H. Himmler como jefe de la policía alemana en julio de 1936.
El recinto se ideó como campo de concentración "modelo" y gozaba de una posición especial dentro del sistema de campos de concentración por su cercanía a Berlín (capital del Reich) y porque servía como campo de entrenamiento para su personal. Además llegó un momento en el que la administración central de todos los campos se trasladó aquí.
En Alemania llegó a haber más de 1000 campos de concentración y 7 campos de exterminio (éstos últimos fuera de Alemania, sobre todo en Polonia)
El campo tiene forma de triángulo, teniendo la Torre A  en el centro de uno de sus lados para poder tener una visión panóptica de todo el recinto.
Maqueta del campo y alrededores.
Se distingue el triángulo y la torre A en el centro, marcada con una línea azul

Por aquí pasaron unas 200.000 personas de las que sobrevivieron 50.000 más o menos. Hubo momentos en los que llegaron a estar 20.000 personas a la vez. Los primeros prisioneros eran las personas con ideas políticas contrarias al régimen. Después llegaron los judíos, gitanos, homosexuales, gente "asocial" (enfermos, discapacitados, drogadictos, alcohólicos, delincuentes....), testigos de Jehová... todas aquellas personas que no encajaran en lo que ellos denominaban "raza aria"
Asimismo, a los soldados los reclutaban muy jóvenes. Los convencían de que eran los más inteligentes, fuertes, los elegidos para luchar por Alemania. Eran adolescentes de 17-18 años, a los que subían el ego y ellos correspondían con los ojos cerrados. Los iban entrenando en la academia de las SS anexa al campo y al llegar la noche, iban a lo que los presos llamaban "El Monstruo Verde": una edificación de ese color donde se emborrachaban y "distraían" con las mujeres que proporcionaba el campo (unas 12.000 mujeres pasaron por allí)
"Monstruo verde"

Torre A desde fuera y dentro del campo. Puerta de entrada

Cuando una persona llegaba al campo, después de hacer corriendo el trayectos desde la estación (lo que también servía para medir la fortaleza de cada uno), lo primero que hacían era despojarle de cualquier pertenencia incluida la ropa y calzado que llevaban, les afeitaban la cabeza, les quitaban su identidad, les daban el traje de rayas, que además nunca era de su talla: demasiado grande o demasiado pequeño, demasiado ancho o demasiado estrecho... cualquier cosa para ridiculizarles. En definitiva, a partir de ese momento dejaban de ser personas para convertirse en números. Números que tatuarían en sus cuerpos para el resto de su vida.
La función de estos presos era realizar trabajos en las empresas que rodeaban el campo. Empresas de ladrillos, zapatos, automóviles, armamento...
No olvidemos que el lema que hay al entrar al campo es: "Arbeit macht frei" (el trabajo libera) y todos estos presos eran esclavos, mano de obra gratuita para todas esas empresas. Y todos estos trabajadores se esforzaban con la esperanza de así conseguir la libertad.
 Nada más entrar en el campo nos encontramos con la plaza del conteo. Todos los días a las 5:00 tenían que formar para ser contados. Las cifras tenían que coincidir con las de la noche anterior, si no los dejaban allí, sin poder moverse, bajo las inclemencias del tiempo, hasta que se aclaraba la diferencia numérica. La mayoría de estos presos estaban malnutridos y enfermos. Estar de pie, sin moverse, bajo condiciones climáticas extremas, provocaba, en muchas ocasiones, la muerte.
Los presos en seguida se dieron cuenta de que si alguien faltaba durante el recuento, no era porque se hubiera escapado, algo realmente difícil (imposible, diría yo), era porque había fallecido durante la noche o porque estaba tan enfermo que no podía levantarse de la cama, así que le llevaban a cuestas  y cuando las cuentas salían, lo soltaban y se dirigían a sus respectivos trabajos... Realmente espeluznante.
Escapar del campo era realmente imposible. Antes de llegar al muro había una alambrada de espino además de una valla electrificada, sin olvidar la ametralladora situada en la torre A desde donde se tenía  una perfecta visión de todos los rincones del campo.

Aquí quedan pocos barracones. En el suelo están marcados todos los que había. El barracón 38 se conserva como estaba. Aseos comunitarios: retretes en un cuarto, lavabos en otro, que en realidad son dos grandes pilas para lavarse el tronco y pequeñas piletas en el suelo para lavarse las extremidades inferiores. Hasta ese tiempo estaba cronometrado. 15 minutos antes de presentarse en la plaza del conteo: 160 personas que había en cada barracón (que a veces llegaron a ser 200...) También alberga un pequeño museo con documentación y objetos que se conservan de aquéllos años.

Dormían en literas de tres alturas. En cada barracón había un capo que ejercía de chivato. Lo seleccionaban entre los delincuentes que llevaban al campo. A cambio gozaban de algún privilegio, como por ejemplo tener algo de intimidad, el dormir en una cama aislada por taquillas...

En Sachsenhausen se falsificaban libras esterlinas. Las hacían tan perfectas que en algún banco de Londres no notaron la diferencia. Realizar este trabajo "alargaba la vida". No era como, por ejemplo, andar o correr kilómetros al día con lluvia, calor, frío, mochilas pesadas... probando las botas que se fabricaban para el ejército...(no olvidemos que eran personas desnutridas y en muchos casos enfermas)
No sé si seguir... No había nada bonito en este lugar.
Visitamos la "Estación Z" llamada así porque, si la puerta de entrada al campo era la zona "A", ésta era la puerta de salida. Me estoy refiriendo a la zona donde se aumentó el número de víctimas por gaseamiento. Allí quedan restos de lo que en su día fueron cámaras de gas y hornos crematorios por los que llegaron a pasar hasta 600 personas al día...
Se conserva lo que llamaban enfermería, Allí se realizaron todo tipo de experimentos con los prisioneros del campo....
Y como me estoy alargando demasiado y no con cosas agradables... lo dejo aquí no sin antes recomendar la visita a quien tenga la posibilidad de hacerla. Y si es posible, con guía pues, ya que es muy duro ver este sitio horroroso, al menos saber qué es lo que estamos viendo.
Os dejo con alguna imagen más.
Estrella que obligaban a llevar a los judíos / Billete de 5 libras esterlinas  

Estación Z: Restos de las cámaras de gas y los hornos crematorios

Zanja de fusilamiento
Monumento homenaje al prisionero
"Enfermería" y morgue


3 comentarios:

  1. Realmente espeluznante... Pero hay que saber para no hacer. Gracias por contarnos! Besosss

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  2. Qué interesante. Tengo en mente desde hace tiempo visitar Auschwitz. Pero no sé podría soportarlo... buen post. Felicidades.

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    1. Gracias Carlos.
      Siempre es difícil tomar la decisión de visitar un lugar donde ha habido tanto horror. Para mí tampoco fue fácil pero creo que no nos debemos conformar con que nos lo cuenten. Un saludo

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